A veces se confunde el concepto de Traducción Jurada con el hecho de que sea una traducción más profesional o de más calidad. Pero no tiene nada que ver.
Una traducción que no sea jurada no significa que sea peor, simplemente significa que no es una traducción sellada por un Traductor Jurado y, por lo tanto, no es válida ante organismos públicos.
Para despejar todas las dudas que pueda haber al respecto, os traigo la entrevista que me hizo Rub Díaz, de Extranjería 2.0, en la que comento las principales diferencias entre la Traducción Jurada y la traducción simple (o no Jurada).
A continuación, dejo el guión de la entrevista para que puedas ir directamente a los puntos que más te interesen:
La Traducción Jurada es una traducción de carácter oficial que puede ser admitida ante las administraciones públicas. Por eso a veces también se la denomina «traducción oficial» o «traducción certificada» (sobre todo dependiendo del país).
Una traducción que no sea jurada (también conocida como «simple», «normal» o «no Jurada»), aunque sea correcta en contenido y forma, no será aceptada a nivel público u oficial si no está sellada y firmada por un Traductor Jurado debidamente autorizado.
Las entidades que suelen demandar Traducciones Juradas son universidades, ayuntamientos, juzgados, registros civiles o mercantiles, etc., y, en general, cualquier organismo que lleve a cabo procedimientos públicos u oficiales.
Sin embargo, también pueden requerirse en el ámbito privado, por ejemplo entre empresas que están a punto de asociarse y quieren asegurarse de que todos los términos del contrato están bien reflejados en la traducción, sin ningún tipo de duda.
En este punto, es importante insistir en que una Traducción Jurada no debe confundirse con que sea más profesional o mejor hecha. Simple y llanamente se trata de una traducción sellada y certificada.
Cada país organiza las Traducciones Juradas de diferentes maneras. En algunos, ni siquiera existe la figura del Traductor Jurado, sino que las traducciones se certifican ante Notario.
En España sí existe esta figura y se denomina Traductor-Intérprete Jurado. La entidad que lo nombra es el Ministerio de Asuntos Exteriores.
En otros países no se llama así, sino, por ejemplo, Traductor Juramentado (en Brasil), Traducteur Assermenté (en Francia), Traductor Público (en Argentina o Venezuela). En Alemania, Bélgica, Italia, etc., tienen la figura del Traductor Oficial y en otros países se le llama Traductor Certificado (como en Australia, por ejemplo).
Puedes utilizar las Traducciones Juradas hechas en España en otros países (previa legalización de la traducción jurada). Aun así, no está de más tener en cuenta a qué país vamos a enviarla, puede que nos convenga pedir la traducción a un traductor oficial de ese país.
Es una precaución que yo misma tomo cuando sé que mis clientes tienen que enviar sus traducciones a Australia, por ejemplo, donde son especialmente exigentes en este aspecto.
Para que sean válidas, las Traducciones Juradas deben presentarse en su formato impreso (aunque durante el último año parece ser que si el traductor tiene firma digital, se podrían admitir en este formato. Aún no está del todo claro o, al menos, la práctica no está demasiado extendida).
Debe estar sellada, firmada y fechada en todas sus páginas. Y en la última página debe constar la certificación del Traductor Jurado, con el texto que marca la normativa vigente (desde 2014).
Además, desde el cambio de normativa que hubo en 2014, ahora es obligatorio adjuntar una copia del original (que también debe ir sellada por el Traductor Jurado).
Aparte de estos requisitos de formato, la Traducción Jurada también presenta diferencias de contenido con respecto a la traducción simple.
La Traducción Jurada es mucho más descriptiva porque en ella debe quedar constancia de todas las firmas, sellos, logotipos, garabatos, añadidos manuscritos, tachones, etc. que contenga el original. No se limita a la pura traducción del contenido, sino que debe describir elementos como los que he enumerado antes (bien entre corchetes, o bien añadiendo una nota a pie de página).
Incluso a veces será necesaria una descripción de algún concepto del original, en lugar de proceder a su traducción directa. Esto pasa por ejemplo en la Traducción Jurada de títulos universitarios o expedientes académicos.
No se pueden traducir las notas o los títulos sin más, sino que requieren una breve descripción del sistema de calificaciones o de los años de duración de los estudios, para que sea más sencillo establecer las equivalencias.
La Traducción Jurada suele ser más cara que una traducción simple, ya que el Traductor Jurado adquiere cierta responsabilidad al sellarla.
El coste se calcula en función de las palabras, en algunos casos, o bien por documento. Eso depende de cada traductor.
Desde una sentencia hasta un simple correo electrónico.
Normalmente, los documentos más demandados son certificados académicos, certificados civiles (nacimiento, matrimonio, defunción, antecedentes penales, etc.), cuentas anuales de empresas, contratos, etc.
Si se trata de un procedimiento judicial, puede pedirse la Traducción Jurada de cualquier texto que constituya una prueba. Como decía al principio de este epígrafe, hasta un simple correo.
Espero haber solucionado todas las dudas que giran en torno a las Traducciones Juradas u oficiales.
No obstante, si te ha quedado alguna pregunta sin resolver, no dudes en decírmelo. Estaré encantada de ayudarte.